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.¿Qué duda cabía de que los manifiestos hablaban del Plan de Provins?En la tumba de C.R.(¡alegoría de la Grange-aux-DImes, la noche del 23 dejunio de 1344!) se había puesto a buen recaudo un tesoro, para que lodescubriese la posteridad, un tesoro “oculto.durante ciento veinte años.”Que ese tesoro no fuese de tipo pecuniario, también quedaba claro.No sólo sepolemizaba con la ingenua avidez de los alquimistas, sino que incluso se decíaabiertamente que lo prometido era un gran cambio histórico.Y por si alguien nohubiese comprendido, el siguiente manifiesto repetía que no se debía haceroídos sordos a un ofrecimiento que se refería a los miranda sextae aetatis(¡las maravillas de la sexta y última cita!) y reiteraba:“Si sólo pluguiera a Dios acercar hasta nosotros la luz de su sextoCandelabrum.si se pudiera leer todo en un solo libro y al leerlo secomprendiese y recordase lo que ha sido.Qué agradable sería podertransformar mediante el canto (¡del mensaje leído de viva voz!) las rocas(lapis exillis) en perlas y en piedras preciosas.” Y también se hablaba deunos arcanos secretos, y de un gobierno que debía instaurarse en Europa, y deuna “gran obra” que debía llevarse a cabo.Se decía que C.R.había ido a España (¿o a Portugal?) y había mostrado a lossabios del país “dónde recoger los indicia veraces de los siglos venideros”,pero en vano.¿Por qué en vano? ¿Por qué un grupo templario alemán, a comienzosdel siglo XVII, publicaba un secreto tan guardado, como si fuese necesarioabandonar la clandestinidad para romper algún bloqueo en el proceso detransmisión?Era indudable que los manifiestos trataban de reconstruir las etapas del Plan,tal como las sintetizara Diotallevi.El primer hermano a cuya muerte se hacíaalusión, o al hecho de que hubiese llegado al “límite”, era el hermano I.O.,que moría en Inglaterra.Por tanto, alguien había llegado triunfalmente a laprimera cita.Y se mencionaba una segunda y una tercera línea sucesoria.Yhasta allí todo habría debido suceder sin sobresaltos: la segunda línea, lainglesa, encuentra a la tercera línea, la francesa, en 1584, y una gente queescribe a comienzos del siglo XVII sólo puede referirse a lo que ha sucedidocon los tres primeros grupos.En las Bodas químicas, escritas por Andreaedurante su juventud, y por tanto antes de los manifiestos (aunque aparezcan en1616), se mencionaban tres templos majestuosos, los tres sitios que ya deberíanser conocidos.Sin embargo, me daba cuenta de que los dos manifiestos se expresaban, sí, enlos mismos términos, pero como si se hubiera verificado algo inquietante.Por ejemplo, ¿a qué tanta insistencia en el hecho de que había llegado elmomento, a pesar de que el enemigo hubiese recurrido a toda suerte de artimañaspara evitar que se diera la ocasión? ¿Qué ocasión? Se decía que la meta finalde C.R.era Jerusalén, pero que no había podido llegar.¿Por qué? Se elogiabaa los árabes porque intercambiaban mensajes, mientras que en Alemania lossabios eran incapaces de ayudarse entre sí.Y se hacía referencia a “un grupomás grande que quiere quedarse con todo el pastel”.Aquí no sólo se hablaba dealguien que estaba tratando de alterar el Plan para obtener un beneficioindividual, sino incluso de una alteración efectiva.La Fama decía que al principio alguien había inventado una escritura mágica(pues claro, el mensaje de Provins), pero que el reloj de Dios marca todos losminutos, “mientras que el nuestro ni siquiera logra tocar las horas”.¿Quiénhabía dejado de oír los toques del reloj divino, quién no había sabido llegar adeterminado sitio en el momento justo? Se aludía a un grupo originario dehermanos que hubiesen podido revelar una filosofía secreta, pero que, sinembargo, habían decidido desparramarse por el mundo.Los manifiestos delataban un malestar, una inseguridad, una desorientación [ Pobierz caÅ‚ość w formacie PDF ]

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